7. No aprendemos
de los demás.
Como decíamos antes, no
aprender de nuestra propia experiencia es un problema, no aprender de los demás
es un error tanto o más grave. Si no nos fijamos en los otros, si vamos por la
vida escuchándonos sólo a nosotros mismo tenemos un problema. Decía el sabio
que “inventar es para los genios”, el resto de los mortales tenemos la buena opción de observar a los demás en aquellos
campos que consideremos y luego decidir si emprendemos acciones de mejora o no.
8. Empezamos mucho,
acabamos poco.
Hay personas que son muy buenas abriendo nuevos
frentes pero nefastas cerrándolos. Recurrimos de nuevo a la sabiduría popular:
“El que mucho abarca poco aprieta”. Tratar de mejorar este hábito y marcarse
límites para finalizar tareas, proyectos etc., ayuda enormemente a ser más
eficientes y los demás nos lo agradecerán.
9. Dejamos lo importante “para
luego”.
Si tenemos problemas para
atacar decididamente las tareas más duras y desagradables y somos especialista
en buscarnos excusas para evitarlas, tenemos un problema de eficiencia personal.
Todavía me
falta algo de información para trabajar en esta tarea intentaré conseguirla en esta semana.
Estas situaciones
suelen ser simplemente excusas.
10. No disfrutamos
de nuestros ratos de ocio.
Si no somos capaces de ver una película o leer un
libro sin revisar el móvil, si salimos a pasear con nuestra pareja y no somos
capaces de dejar de pensar o hablar de trabajo, algo falla. Hay un tiempo para
trabajar y un tiempo para descansar. Al igual que necesitamos de un mínimo de
horas de sueño, nuestra mente requiere de periodos de ocio para volver a rendir
al cien por cien. El ocio tiene un efecto regenerador. Quizás debiéramos aprender
a planificar nuestro tiempo de ocio con el mismo cuidado y rigor con el que
planificamos el resto de nuestras tareas y acciones.
11. Ver a los demás como una
amenaza.
Si no podemos dejar de dar
vueltas a una crítica que nos han hecho hace horas, si nos sentimos humillados
por la actitud de nuestro jefe o colaborador, si la actitud de los demás
despierta instintos negativos en nosotros, tenemos que reflexionar. Aprender a
ver a los demás (y a ti mismo) como “actores” dentro de una representación sería un buen comienzo aunque nos cueste
en un principio. Cuando criticamos o nos critican, critican nuestra
actuación, no nuestra persona.
12. Nos cuesta
cambiar hábitos.
Si nos hemos propuesto adelgazar, empezar a hacer
deporte, aprender a bailar, ir a clases de inglés o dejar de fumar y hemos
conseguido poco o nada de ello, tenemos una oportunidad de mejora importante. Se
trata de ser capaces de poner en funcionamiento nuevos hábitos y “cambiarlos
por los antiguos”, es decir sustituirlos por otros mejores. Digo “cambiar”
porque un nuevo hábito, una vez adquirido si nos aporta un beneficio o mejor no
es fácil de eliminar, sólo se puede sustituir por otro mejor todavía.
Gracias por vuestra confianza.
Saludos.
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