sábado, 23 de octubre de 2010

El Cambio

¿Por qué alguna vez cambiar nos resulta fácil y en otras ocasiones nos supone un esfuerzo titánico?

¿A qué se debe?

¿Por qué nuestra predisposición al cambio es tan variable?

Para entender el cambio como un proceso y poder pasar a la acción para conseguirlo es preciso definirlo.

Definir de forma concisa el cambio no siempre resulta fácil sin embargo poner ejemplos ayuda a comprender el motivo y necesidad de cambiar.

El primer pasó a realizar para poder comprender la necesidad de cambiar o no, es hacer una lista de las consecuencias negativas que nos acarrea nuestra forma de hacer las cosas.

En función de esta lista de consecuencias negativas hay que reflexionar hacia dónde nos puede llevar nuestra forma de actuar y si estamos dispuestos a cambiar o seguir de la misma manera eternamente.

El cambio es como un ordenador en el cual hay que ir desinstalando ciertos programas para instalar otros más avanzados que nos permitan resolver mejor nuestras necesidades.

Podemos hacer una clasificación sencilla de los cambios diciendo que hay cambios fáciles, difíciles y muy difíciles (se puede hacer más amplia).

Los cambios fáciles serán aquellos en los que no es necesaria la intervención de nuestro subconsciente.
Ejemplo.- Cambiar de coche, muebles, lugar de vacaciones etc., sólo es preciso tiempo y dinero para realizar el cambio.

Cambiar de hábitos es un cambio difícil debido principalmente a que estos actúan de forma automática y lo hacen por debajo del nivel de consciencia.

Ejemplo.- Dejar de fumar si tenemos este hábito, conducir por la izquierda si tenemos que trasladarnos a vivir al Reino Unido, comer con la izquierda si somos diestros debido a que tenemos la mano derecha lesionada.

Los cambios muy difíciles son aquellos que para conseguirlos hay que “bucear “en nuestro subconsciente, identificar el origen y posteriormente trabajar el cambio.

Aquí intervienen nuestras creencias que se han instalado en nuestro subconsciente debido a aquellos mensajes que hemos recibido en la infancia de las personas que más han influido en nuestra educación.

Ejemplo.- Aceptar que los demás pueden opinar de forma distinta, que la ayuda de los demás nos puede llevar a conseguir mejores resultados, la confianza hacia los demás nos puede aportar ventajas importantísimas tanto en lo profesional como personal.

Es evidente que cada persona en función de sus creencias, hábitos y formas de pensar y hacer tiene diferentes grados de dificultad para afrontar los cambios.

Lo que si podríamos decir e incluso afirmar es la conveniencia de tener una predisposición positiva y una gran ACTITUD para iniciar cualquier tipo de cambio.

Otra circunstancia que propicia el cambio es preguntarnos... ¿Merece la pena? ¿Qué ganaremos con ello?

Si la respuesta a esta pregunta nos aporta un grado de motivación importante, pasar a la acción es un puro trámite.

Esto se debe a que hemos identificado e incluso visualizado lo positivo del cambio y lo que podríamos evitar de conseguirlo.

Si queremos iniciar el cambio basándonos en lo que ganaríamos o no, debemos ser valientes y escuchar también de otras personas la conveniencia de hacer este cambio.

Si sólo nos lo preguntamos a nosotros mismos posiblemente acometamos muy pocos cambios.

Cuando percibimos la necesidad de cambiar pero no sabemos cómo hacerlo o por dónde empezar tenemos 
que asumir  que ponerse en manos de un profesional sería una muy buena decisión.

Gracias por el tiempo que me estáis dedicando
Adiós, Adeu, Agur

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